- Cambios de memoria que afectan a la vida cotidiana: olvidos de hechos recientes, repetición de frases, pedir información repetidamente, necesidad de ayuda en cosas que antes hacía solo.
- Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre y que anteriormente se desarrollaban sin dificultad.
- Dificultad para planificar y resolver problemas.
- Problemas en el lenguaje oral y escrito.
- Desorientación en tiempo y lugar.
- capacidad de juicio disminuida y dificultad para tomar decisiones.
- Problemas de cálculo con el dinero.
- Colocar cosas en lugares inapropiados.
- Pérdida de interés y de iniciativa.
- Cambios de humor o de comportamiento inmotivado. Tristeza y depresión.
Al contrario de lo que ocurre con muchas otras enfermedades, actualmente no conocemos la causa última de la enfermedad de Alzheimer pero si conocemos los factores de riesgo:
- La edad es el principal factor de riesgo para el desarrollo de una demencia y el sexo femenino es una condición de mayor riesgo porque la esperanza de vida en las mujeres es mayor.
- Riesgo vascular: la hipertensión arterial, la diabetes , el colesterol y la obesidad puede influir en al aparición de enfermedades cerebro-vasculares.
- Se recomienda abandonar el tabaquismo y el consumo de alcohol , adoptar una dieta mediterránea, llevar una vida social activa y ejercitar nuestra mente además de practicar ejercicio regularmente.
No todos los trastornos de memoria son Alzheimer. Una persona olvidadiza puede olvidar el nombre de un vecino pero sabe que la persona con la que habla es su vecino. Los enfermos de Alzheimer olvidan no solo los detalles sino el contexto completo.
La pérdida de memoria, al inicio de la enfermedad afecta a la memoria reciente y dificulta al paciente la realización de actividades habituales: domesticas, manejo del dinero o herramientas, etc
Si los trastornos de memoria nuestros o de nuestro familiar son de importancia les aconsejamos que consulte con su Neurólogo.
Es importante saber que hay muchas enfermedades que provocan problemas de memoria y que pueden ser resueltas con un tratamiento adecuado pero que si no se tratan pueden provocar un deterioro cognitivo sin solución.
El 99% de los casos de Alzheimer los genes no son los únicos responsables de la enfermedad. Por eso, tener un padre o una madre con la enfermedad no implica irremediablemente que los hijos tengan la enfermedad. Raramente podemos atribuir una causa genética al Alzheimer. De hecho, esta forma hereditaria de la enfermedad representa únicamente un 1% de todos los casos de enfermos de Alzheimer y se caracteriza por la aparicion muy temprana de los sintomas ( antes de los 50 años)
Habitualmente tratan las demencias los geriatras y neurólogos y se deben cubrir el área neurológica, el deterioro cognitivo y el área de la salud.
Los trastornos de conducta pueden ser tratados también desde la especialidad de Psiquiatría.
La enfermedad afecta a varias zonas del cerebro. Al principio son zonas muy concretas y luego se va extendiendo. Dependiendo que la afectación se origine en un área u otra, dominarán mas unos síntomas u otros.
Por regla general aparecen los trastornos en la memoria. Otras veces los primeros síntomas pueden manifestarse con desorientación en el espacio , merma en la comprensión lectora o fallos en el lenguaje.
Los síntomas más frecuentes son:
- Deterioro cognitivo: trastornos de la memoria, fallos en el lenguaje, dificultad de reconocer a personas y objetos, dificultades en actividades cotidianas como cocinar, vestirse, conducir, etc y alteración de las funciones superiores como el razonamiento, el cálculo la abstracción, el juicio…
- Aislamiento social
- Empeoramiento conductual. Cambio de personalidad.
- Se inicia de forma gradual y el declinar cognitivo es continuo
- Enfermedad de Alzheimer
- Demencia mixta
- Demencia vascular
- Demencia frontotemporal
- Demencia por cuerpos de Lewy
Las demencias son enfermedades neurodegenerativas lo que significa que no hay curación posible y que la enfermedad va a ir evolucionando hacia un empeoramiento progresivo. La administración de la medicación y de las terapias no farmacológicas son muy importantes porque pueden frenar ese avance aunque no curarán la enfermedad.
Por el momento no existe ningún fármaco que cure. En la actualidad se dispone de algunos fármacos que enlentecen o retardan la evolución de la enfermedad: Donepezilo, Rivastigmina, Galantamina, Memantina y Crebrolysin.
Su eficacia es limitada ya que solo responden al tratamiento el 50% de los pacientes que los usa. No obstante es importante resaltar que este tipo de tratamientos muestran su eficacia cuanto más precozmente se administran.
En cualquier caso cabe destacar que el tratamiento de esta enfermedad nunca es solo farmacológico y debe ser, obligatoriamente complementado con tratamiento NO FARMACOLOGICO a través de la terapia de estimulación cognitiva y unos adecuados cuidados.
Las terapias no farmacológicas y que se realizan diariamente en nuestro centro ZONA DE RESPIRO, son definidas como intervenciones no químicas y que se realizan sobre el paciente capaz de obtener un beneficio relevante.
Estos tratamientos tienen como misión la búsqueda de la mejora en la calidad de vida, estimular el estado cognitivo, fomentar la autonomía en las actividades de la vida diaria, mejorar la conducta, potenciar la afectividad y la relación con los demás, mejorar el área funcional, física y motora y proporcionar, en definitiva, bienestar no solo al paciente sino a la familia que convive con la enfermedad, facilitando además el retraso de la institucionalización.
- Apatía y retraimiento
- Depresión
- Irritabilidad
- Ideas delirantes
- Vagabundeo
- Alteraciones del sueño
- Agitación
- Agresividad verbal o física
- Desinhibición
- Cambios en el apetito
- Cambios en la actividad sexual.
Los trastornos de conducta, cuando sean disruptivos para el entorno o supongan un peligro para el sujeto, deben ser tratados siempre mediante fármacos.
el grupo de fármacos que se recomiendan para estas situaciones son los neurolépticos atípicos ( Risperidona, Quetiapina…) Se recomienda que la dosis a administrar sea lo más baja posible y debemos tener en cuenta que será necesario hacer frecuentes ajustes de la dosis ya que la enfermedad es dinámica y en su evolución puede requerir un aumento o disminución de la dosis que en ese momento era eficaz.
La estimulación del paciente debe realizarse a través de las actividades cotidianas. Es importante tener en cuenta sus gustos y costumbres y no debemos dar importancia a sus errores, reforzando positivamente sus logros.
Las actividades diarias en las que debemos fomentar al autonomia son:
- Las tareas domesticas
- Comidas
- Cuidados personales
- Actividades recreativas
- Actividades intelectuales
- Relaciones sociales
- Actividades espirituales, etc.